martes, 20 de enero de 2015

ARTÍCULO: 

Influencia de la violencia de género en la equidad de género juvenil
Pedro Neciosup Nanfuñay, Estudiante de
 Ciencias de la Comunicación- Universidad
Nacional Pedro Ruiz Gallo

Resumen:

El género surge a través de un proceso de construcción social que define lo masculino y lo femenino a partir de los sexos biológicos, hasta establecer las posiciones de poder y vinculo. Esta situación es tratada en diferentes aspectos como desventajosa para las mujeres, en relación con las desigualdades a las que han sido sometidas a lo largo de la historia, respecto a los hombres. En la Tercera Conferencia de la Mujer celebrada en Nairobi en 1985 se reconoció la discriminación de este sexo en la vida económica, política y social, lo que se considera como un hecho natural. La Cuarta Conferencia de la Mujer celebrada en Beijing en 1995 discutió acerca de la equidad de género y el empoderamiento de la mujer, aceptados como piedra angular para la planificación de políticas de salud y programas de población. En este artículo se realiza una investigación científica para tratar de esclarecer los supuestos que tienen implicancia en el devenir de la desigualdad de género en una etapa un tanto complicada de la vida, como lo es la adolescencia.

Palabras clave: Equidad de género, género, desigualdades, sociedad, jóvenes.

Abstract:
The Gender emerges through a process of social construction that defines masculinity and femininity from biological sexes to establish the positions of power and link. This situation is treated in different ways as disadvantageous for women, in relation to inequalities that have undergone throughout history, compared to men. In the Third World Conference on Women held in Nairobi in 1985, discrimination of females in economic, political and social life are recognized, which is considered as a natural fact. The Fourth World Conference on Women held in Beijing in 1995 discussed gender equality and empowerment of women, accepted as a cornerstone for planning health policies and population programs. In this article a scientific investigation to try to clarify the assumptions that have implications in the evolution of gender inequality in a somewhat complicated stage of life is done, as is adolescence.

Key words: gender equality, gender, inequalities, society, youth.

En diversos ámbitos de discusión académicos, políticos, sociales, judiciales y coloquiales, es común utilizar el término de violencia de  para referirse a una variedad de hechos en los que es utilizada la fuerza contra una o más personas, con intenciones diversas respecto a quien realiza estos actos y con consecuencias distintas para quienes lo sufren. Pero la violencia no representa solo un conjunto de agresiones, por más que se produzca daño físico  psicológico a quien lo recibe, sino que estas agresiones tienen una intencionalidad: la de controlar, intimidar y someter al otro (Jacobson & Gottman, 2001), y quebrar su voluntad hacia los propios designios, justamente intentando anularlo en su calidad de “otro” (Corsi, 1995)
Sin embargo, para que la violencia pueda ser ejercida, no basta la voluntad de someter al otro, tienen que haber condiciones de posibilidad, que se basan en la existencia de un desbalance de poder físico, económico, político o cultural. Entonces la violencia es desatada por quien ostenta ese mayor poder.
La violencia de género y equidad de género juvenil
Una de las diferencias sociales que aun afronta la humanidad es aquella que existe en las diferencias biológicas en el plano de las características sexuales. Son por estas características biológicas, que las mujeres han sido convertidas socialmente en cuerpos especializados en la maternidad y en la reproducción. Mientras tanto, el varón, aparece con un rol de proveedor del ámbito reproductivo, a través de actividades productivas en la esfera de lo público. Su dominio de lo público. Y este supuesto le otorga al hombre poder frente a las mujeres, pues estas son solo seres especializados en la reproducción (Lagarde, 1992).
Es pues que tomando en cuenta este supuesto, y gracias al avance de los estudios teóricos con perspectiva de género, se ha demostrado fehacientemente que las características asignadas al género son aprendidas y todo lo que es ser mujer o ser hombre, es histórico (M. Lagarde, 1992). Hace varias décadas Simone de Beauvoir afirmaba que “no se nace mujer, se llega a serlo” señalado como esto que las características de las mujeres no son innatas, sino producto de un proceso de socialización orientado por concepciones sociales determinadas.
En contraste a este punto, es que se aborda la Teoría Sexo-Género. Esta teoría permite conocer un modelo de sociedad en el que se explica cómo las diferencias biológicas entre las mujeres y los hombres se han traducido históricamente en desigualdades de índole social, políticas y económicas, en el ámbito de los derechos, sociedad, etc. entre ambos sexos, siendo las mujeres las más desfavorecidas en este proceso. Esta teoría de sexo-género identifica lo natural y lo socialmente construido y establece que el sexo no es en sí mismo la causa de la desigualdad de las mujeres sino su posición de género socialmente construida. (1)
Esta teoría nos dice que a lo largo de la existencia del hombre ha predominado la cultura patriarcal, y dentro de esta la idea de sexo. Originando en toda cultura los estereotipo sociales, basados siempre en análisis de criterios socialmente históricos. En donde además el modelo de sociedad seria androcéntrico que supone: Lo propio y característico de los hombres varones como centro del universo, parámetro de estudios y análisis de la realidad y experiencia universal de la especie humana; una confusión entre la humanidad con el hombre-varón; una ocultación de las mujeres y de su papel a lo largo de la historia y una forma explícita de sexismo.
Esta diferencia que se hace entre hombres y mujeres, también introduce una valoración distinta y jerárquica para las características consideradas masculinas y femeninas, denominando superiores las primeras. En este sentido, el hombre tiende a sentirse por encima de la mujer, dando por un hecho que ésta debe someterse a las decisiones que él tome de manera sumisa y callada. (Claramunt, 1999, p.73)
Según esta teoría, la violencia está íntimamente relacionada con aquellas conductas dirigidas a perpetuar la desigualdad de poder y dominación entre hombre y mujer. Comprende irrespeto a los sentimientos y derechos femeninos, cuyo origen se encuentra en un proceso de socialización que transmite valores y costumbres, que legitima pautas culturales y estereotipos, que por un lado, van en detrimento del género femenino y por otro, exalta las formas de resolución de conflictos a través de la violencia, específicamente puestas en práctica por los varones.
En este sentido, las mujeres logran acceder al lugar público siendo categorizadas y reconocidas como “mujeres” y no como seres iguales a los hombres. Dando lugar a que se reconozca la participación y aportación al medio social de hombres y mujeres que son diferenciados por su sexo (2). Campos refirma que “se construye el espacio público-político (que es) un pacto sexual-social en donde la diferencia sexual es diferencia política (y se) traza una barrera entre libertad y sujeción (Campos, Teoría Feminista Identidad Género y Política).
Es así que  esta construcción social que otorga mayor poder a los hombres sobre las mujeres, es la base de la violencia de género. En donde los hombres han construido su identidad masculina fuertemente ligada al ejercicio de la autoridad sobre las mujeres basados en su supuesta superioridad. Es así que en términos generales podemos definir la violencia de género como todos los actos de agresión física, sexual y emocional, que se desarrollan en un contexto de desequilibrio de poder basado en la manera como se construyen los géneros en una sociedad. (3)
Esta  violencia de género no distingue edad, color de piel, identidad cultural, nacionalidad, opción religiosa, condiciones socioeconómicas y se da en espacios que trascienden la vida privada de la mujer. Las mujeres son objeto de acciones en contra de sus derechos en la casa, en el lugar de trabajo público o privado, así como a través de los medios de comunicación.
Son muchos los ejemplos de ello: la violencia intrafamiliar, la discriminación y acoso laboral, hostigamiento sexual, la violación, la prostitución obligada, el incesto, la maternidad forzada, el abandono por parte de su compañero y el incumplimiento en el pago de las pensiones alimentarias, el despido por razones de embarazo, la negación de la esterilización de las mujeres adultas que así lo desean, el uso del cuerpo femenino como objeto de entretenimiento masculino, la discriminación y desatención a la que es sometida por los sistemas judiciales, los tratos degradantes en instituciones penitenciarias, el embarazo y la maternidad de niñas y mujeres adolescentes sin que exista un padre que se responsabilice, las detenciones arbitrarias a mujeres en prostitución, los diversos tipos de restricciones para acceder en condiciones de igualdad a cargos de elección popular, el menosprecio de sus capacidades intelectuales y laborales que se manifiestan en el no nombramiento de mujeres en puestos de dirección, entre otros.
Ahora, teniendo en cuenta estos lineamientos, cómo es que se estas perspectivas se vinculen al trabajo con adolescentes. Pues bien, hay que tener en cuenta que las y los adolescentes presentan en esta etapa de la vida cambios físicos, psicológicos y sociales; estos cambios se van concretando bajo la influencia del contexto, en el que todo el entorno social juega un papel muy importante. La mercadotecnia que invade las pantallas televisivas con mensajes comerciales, un entorno familiar relacionado al patriarcado, círculos amicales machistas, sociedades tradicionalistas y vinculadas a las masculinidades, etc. son detonantes para establecen estereotipos y modelos preestablecidos de hombres y mujeres. Estos detonantes tienen desarrollo inicial en el público adolescente. Los medios de comunicación, y sociedad en general, muestran estereotipos de siluetas esbeltas para las mujeres y músculos estilizados en los hombres, siendo estos un tipo de estimulantes para la iniciación al ejercicio de su sexualidad socialmente establecida, y en muchos casos al inicio de una vida sumergida en la violencia de género. Ante este escenario las y los jóvenes requieren tener información clara, que les permita elaborar juicios y tomar decisiones sobre su imagen y sus relaciones sociales interpersonales, el ejercicio de su sexualidad y el planteamiento consistente de un proyecto de vida (4).
Las investigaciones sobre la violencia de género en los jóvenes realizadas en el ámbito educativo han incrementado el conocimiento sobre factores de riesgo que pueden hacerlos más vulnerables a la victimización y a la perpetración (Díaz-Aguado, 2001; Diaz-Aguado y Martínez Arias, 2002; Meras, 2003; Greytak, 2003, Anderson y Whiston, 2005). Estos factores de riesgo son los atributos o características que están asociados con un incremento de la probabilidad de recibirla o ejercerla, y es importante tener en cuenta que aunque e relacionan con la violencia estos no son del todo, o no tienen porque ser factores causales. Los factores que están relacionados con la violencia en las relaciones de pareja pueden ser individuales,  de relación y de contexto; la compleja interacción que tiene lugar entre estos factores crea las circunstancias bajo las cuales se pueden producir actos de violencia en las relaciones de pareja entre adolescentes.
Con respecto a los factores de riesgo a nivel individual tendríamos que distinguir entre los que se relacionan con la mayor probabilidad de cometer actos de violencia y los que hacen más probable el ser victimizado. Entre los primeros, se ha encontrado que es más probable que se comentan actos de violencia hacia sus parejas aquellos que han estado expuestos a modelos de agresión en las relaciones familiares o en su primera infancia; los jovenes con actitudes que justifican la violencia, o que mantienen la creencia de que es aceptable la violencia en la resolución de los conflictos interpersonales (Malik, Sorenson y Aneshensel, 1997; O´Keefe, 1997; Price y Byers, 1999); los que presentan altos niveles de cólera o los que tienen un bajo nivel de autoestima (O´Keefe, 1997), así como los que tienen actitudes negativas o patriarcales hacia las mujeres. Como factores de riesgo de victimización encontramos el consumo de alcohol y drogas (O´Keefe, 1997; Foshee, Bauman, Linder, Benefield y Suchindran, 2004). Aquí también encontramos sentimientos como los sentimientos de desesperanza y la baja autoestima, el inicio temprano de las relaciones sexuales, mantener conductas sexuales de riesgo - tener múltiples parejas, no utilizar preservativos-; el embarazo no deseado, así como las formas de control de peso no saludables (Howard y Wang, 2003). Y a nivel comunitario, las altas concentraciones de pobreza, el alto porcentaje de transitoriedad y familias disruptivas así como el bajo nivel de participación comunitaria, de organización social y la exposición a la violencia en la comunidad están relacionados con el aumento de la violencia de pareja (Malik et al., 1997).
Existen muchas teorías que intentan dar una explicación del por qué existe y persiste la violencia de género tratada desde el ámbito juvenil, por ejemplo se cree sobre las mujeres que sufren violencia de su pareja, que la única estrategia es la salida del hogar o termino de su relación. Sin embargo, por distintas investigaciones realizadas se comprueba que la mujer golpeada responde “poniendo en juego diversas estrategias saludables” a lo largo de un continuo de respuestas durante el cual, prueba sus recursos internos y externos hasta que se convence de su capacidad. (Gutiérrez y otras, 1999, p.42)
En otro estudio se señala que las mujeres utilizan en mayor o menor grado distintas estrategias, tales como la confrontación, la rebelión (gritar, llorar), orar o rezar con más frecuencia, niega lo que sucedió, se refugia en actividades como estudios o trabajo, busca apoyo institucional, contacta con otras personas. (Pineda, 1999, p.26) Lamentablemente estas estrategias no necesariamente son efectivas y pueden estar marcadas por estereotipos sociales y desconocimiento del trasfondo del problema real.
Pero hay otras teorías con las cuales, en su aplicación, pueden servir para un estudio a favor de estos estudios para  generar un proyecto en el cual se trate de regenerar el pensamiento de los jóvenes en cuanto a la violencia de género, este enfoque de investigación está basado en la Teoría Crítica de Habermas (1989), quien plantea que el grupo humano puede transformar su comportamiento partiendo de su reflexión a través de la comunicación y acuerdos ínter subjetivo entre las personas. El método a utilizar será la investigación-acción participante que para los autores Kemmis y McTaggart (1988), se trata de una reflexión colectiva, permanente y sistemática en y sobre la acción para intentar transformar la realidad en l que se vive.
Una de estas es la Teoría del Aprendizaje. Esta teoría, referida a al estudio de género,  se refiere al aprendizaje que adquiere la persona agredida a convivir con la conducta violenta de su compañero, aprende a tolerar, a inhibir o exhibir sus sentimientos, fortaleciendo la frustración y los estereotipos. Esta teoría se encuentra muy relacionada con la teoría sexo – género, al considerar que el proceso de aprendizaje va de acuerdo al sexo y a la cultura en que vivimos. Es promovido por el grupo familiar, el sistema educativo, la publicidad, los mitos y la literatura; siendo así que los patrones de agresión son el resultado de su aprendizaje social
En este mismo sentido, se plantea que cuando se intenta resolver una situación, están en juego tres aspectos, a saber: la información acerca de lo que sucederá, el juicio o representación cognoscitiva acerca de lo que pasará y el comportamiento hacia lo que en realidad sucede, los cuales se adquieren a través de la formación personal y experiencias vividas, siendo posible la creación de expectativas difíciles de cambiar, que inclusive pueden imponerse frente a lo que en realidad ocurre y obstaculizar la capacidad para aprender nuevas alternativas. (Quiroz, 1999, p.115).
Por consiguiente con esta teoría lo que se buscará será: Analizar la violencia que se produce en las parejas de adolescentes, Sensibilizar al alumnado participante en la experiencia sobre la violencia de género en general y de manera particular sobre aquella que se da en las relaciones de pareja de adolescentes y jóvenes, Eliminar los mitos e ideas erróneas subyacentes al fenómeno de la violencia de género, Favorecer el desarrollo habilidades para ser capaces de afrontar los conflictos, mostrando pautas de actuación e informando de los recursos existentes en caso de agresión o maltrato; capacitarlos para detectar y reconocer el maltrato físico, psicológico y sexual; informándolos sobre los posibles comportamientos de la pareja que pueden significar un inicio de control exagerado o violencia; utilizar al grupo de iguales, dada su importancia e influencia en esta etapa, como agente de cambio de mentalidad sobre la violencia de género, utilizando para ello procesos de reflexión compartida.
Otra de estas teorías que se podrían utilizar para un estudio a favor de las investigaciones en adolescentes a favor de la erradicación de la violencia de género juvenil seria la Teoría del Ciclo de la Violencia la cual indica que la violencia obedece a un patrón cíclico o etapas consecutivas y repetitivas a lo largo de la relación. La comprensión de las dinámicas de la agresión que las mujeres experimentan permite explicar cómo estas se llegan a constituir en víctimas, a prevenir la violencia física y a establecer con claridad dónde, en qué, quién o quienes recae la responsabilidad de la agresión.
Aquí se establecen tres ciclo, los cuales son: Aumento de la Tensión: en ella se dan los incidentes menores de agresión, donde los agresores manifiestan enojo por asuntos cotidianos y las víctimas crean excusas para disculparlos. La tensión aumenta por más esfuerzos que se realicen para detenerla. Incidente Agudo de Violencia: es la más corta y brutal de las fases, pues es donde se manifiesta la agresión en sus diferentes formas. Tregua Amorosa o fase de arrepentimiento: al liberar el agresor toda la tensión sobre la víctima, busca el perdón. Es la etapa de promesas, elogios, regalos y similares, lo cual confunde a la víctima al creer que tiene la culpa del hecho violento. Sin embargo, la víctima lo cree y busca ser “más comprensiva”, minimizando lo ocurrido. Debido a lo anterior, muchas mujeres pueden continuar agredidas una y otra vez, pues miran solo el comportamiento positivo y temporal de su compañero y son manipuladas con facilidad. Luego de esta última fase se repite la primera, hasta volver a producirse el acto violento nuevamente.
En cuanto a esta teoría se tratará de los ordenamientos estructurales que corresponden a la división sexual del trabajo que naturalizan la participación por géneros (feminización/masculinización) en el sistema educativo en cuanto a ocupaciones y prácticas cotidianas; Los ordenamientos simbólicos que corresponden a las ideologías de género que dan cuenta del sentido social contradictorio de las imágenes y las prácticas de la enseñanza y el aprendizaje y los conceptos normativos (jurídicos, religiosos, etc.); Los procesos de subjetivación en el contexto escolar, referidos a la construcción de identidades de género particulares. (Rodríguez, 1999, p. 48).
Así, lo que se buscará será proporcionar vivencias y mecanismos que ayudan a una normalización de la cultura de género, ya que permitirá a los y las jóvenes vivir las relaciones de género presentes en todas las dimensiones sociales.
Tal y como destacan Andreu (Andreu, et al. 2009), lo que se requiere es un gran esfuerzo dinamizador en la mejora del proceso de enseñanza-aprendizaje (Francisco y Moliner, 2010) y generar una mayor confianza en las y los jóvenes, para que se creen contextos eficaces basados en la transmisión de conocimientos y valores más igualitarios y sinceros (Aubert et al., 2009).


Conclusiones:
Todo estudio consultados concluyen que la violencia contra la mujer es una situación circunscrita a factores socioculturales y una socialización estereotipada, en la cual el agresor ejerce poder y control sobre su pareja y a la vez ésta manifiesta “co-dependencia”, inclusive en medio de una relación de agresión que persiste por varios años.
Se debe localizar las dinámicas que dan lugar a los prejuicios referidos a la cultura de género en adolescentes y se pueden formular después mecanismos que ayuden a superarlos. En donde se pueda planificar estrategias de intervención que compensen cualquier tendencia injusta (latente en el contexto del alumnado) con la percepción de la cultura de género, puesto que se proporcionará al alumnado “modelos representativos de los dos géneros, en igualdad cuantitativa y cualitativa” (Del Castillo, 2012: 70).
Si queremos que la percepción del colectivo adolescente hacia la cultura de género sea otra bien distinta de la que refleja la sociedad -y si se pretende que la escuela consiga poner las bases para que las y los jóvenes tengan las mismas oportunidades y que vayan desapareciendo las barreras de género de la sociedad en la que viven-, se debe procurar que todas las capacidades humanas más positivas y necesarias estén al alcance de los futuros hombres y mujeres. No es conveniente que sea la “realidad social” la que lleve al alumnado a adquirir la formación en cultura de género una vez finalizados sus estudios (Prudencia Gutiérrez, 2011)
Propuesta:
Avanzar en políticas transformativas de equidad y género en educación a partir del Plan Nacional en Género y Diversidad de la Consejería para Equidad de la Mujer en el marco del Plan Nacional de Desarrollo.
Conseguir reducir la violencia en las relaciones de pareja, así como promover relaciones saludables y respetuosas.
Desarrollar la conciencia ante este problema aumentado el conocimiento sobre qué es la violencia de pareja, por qué ocurre, qué hacer y dónde obtener ayuda en el caso de que ésta ocurra; así como trabajar la resolución de conflictos, el desarrollo de habilidades y el pensamiento crítico. Proporcionando información sobre relaciones saludables, control y poder en las relaciones, desigualdades y estereotipos de género, habilidades de comunicación, resistencia a la presión de los iguales, medios de comunicación y género, etc.
Teniendo en cuenta todos estos parámetros realizamos el diseño de un programa de prevención de la violencia de género en adolescentes basados en una metodología activa y participativa en que, a través de actividades tanto individuales como cooperativas, se intenta generar la participación y reflexión de alumnos y alumnas, sensibilizándolos sobre el problema, favoreciendo en éstos la aparición de cambios cognitivos, emocionales y de comportamiento y dotándoles de estrategias para reconocer un posible caso de violencia desde sus comienzos. Se utilizará una metodología que fuera capaz de promover el cambio en las teorías e ideas previas del alumnado, contrastándolas con fuentes documentales y visuales y con la opinión de sus iguales, y a través de actividades cooperativas, de reflexión y de debate.

Referencias:
(3)  RAMOS PADILLA, Miguel Angel. Masculinidades y violencia conyugal. Universidad Peruana Cayetano Heredia. 2006. 
     -Guerrero, A.  Historia de la educación femenina en Colombia: la incursión de la mujer en la Universidad. El caso de las Ciencias Sociales en la llamada "República Liberal". Bogotá, Departamento de Trabajo Social, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional, tesis de maestría en Estudios de Género: área Mujer y Desarrollo, 1999 (inédito).
-GOBERNACIÓN DE ANTIOQUIA. Política de Equidad de Género para las mujeres (3ª. Impresión). Medellín, Secretaria de equidad de género para las mujeres, 2004.
-Herrera, I. y Martínez, C. P. Identidad de género en cinco escolares con autismo. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas,  Departamento de Psicología, 2005 (trabajo de grado en trámite).

Artículos Científicos:
Teoría Sexo-Género
Teoría de Aprendizaje
Teoría del Ciclo de la Violencia
http://cdc.escogranada.com/cdc/wp-content/uploads/2009/03/2cuadernos50-57.pdf

2 comentarios:

  1. Pedro,
    Necesito que el artículo sea bajado libremente, sin necesidad de abrir una cuenta en algún servidor. Otra opción es enviarlo a mi correo.

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  2. Pedro,
    Muy bueno el artículo, aproximado, centrado.
    Solo una observación ¿cuán posible será darle un enfoque más comunicacional no medial?

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